Se acerca el día de tu boda. ¿Estás nerviosa? Con toda probabilidad sí. Incluso hasta puede que estés olvidando qué romántico, especial y divertido es prepararla y lo hayas convertido en una preocupación que no te deje ni descansar. Respira. Todo va a ir bien.
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Para combatir o evitar en la medida de lo posible ciertos momentos de estrés que pueden surgir te damos una serie de consejos que deberías intentar poner en práctica. Por tu salud… Y la de tu pareja…
Lo primero de todo es la actitud. Sé positiva, piensa que todo irá bien y evita estar constantemente quejándote. Saca toda la paciencia de la que puedas disponer y podrás sortear las discusiones con la gente que te rodea.
Aprende a delegar. No pretendas abarcar todo, puede que se te vaya de las manos, y tu familia y amigos te pueden ayudar con los preparativos. Incluso puedes contratar un wedding planner que se haga cargo de detalles que relajen esos días previos.
La planificación es fundamental para evitar los nervios durante la preparación de la boda y prisas y contratiempos de última hora. Apunta las cosas, haz listas, ten un calendario a mano para anotar qué hacer cada día y ver más claramente qué tienes hecho, qué falta y de cuánto tiempo dispones. Y cuando esté finalizado, táchalo y pasa a la siguiente tarea.
Cuida tu alimentación (evita el azúcar, la cafeína y bebe mucha agua) y tu cuerpo haciendo algo de ejercicio, te mantendrás activa y te sentirás mejor. Comunícate con la gente que te rodea y expresa tus sentimientos, no busques culpables si algo te inquieta o incluso si sale mal, busca alternativas con las personas que te rodean, te ayudarán a ver las cosas de otra forma.
Intenta dormir bien, el no descansar repercutirá en todo lo demás. Estarás más irritable, más cansada y con peor cara. Por eso, intenta relajarte con un baño caliente antes de dormir, no te lleves preocupaciones, desconecta y separa tu vida personal de la profesional en la medida que te sea posible. Deja tiempo para hacer cosas con tu pareja que nada tengan que ver con vuestra boda, relajaros juntos será una buena terapia anti-estrés. Intentad, también, no hablar sobre la boda durante esos momentos que os regaléis para vosotros.
No te agobies consultando el tiempo que va a hacer ese día desde dos semanas antes. Puede cambiar de un día para otro. Y es algo que, en realidad, no puedes controlar. No estés pendiente cada día de mirarlo y no te agobies si ves que dan malo. Al final puede salir el sol, o no, pero no permitas que eso te cause angustia ni ninguna preocupación. Las fotos con paraguas salen muy bonitas.
Llegó el día: nervios no
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Para evitar más nervios de los necesarios el mismo día de la boda, se recomienda que mientras estés en casa te rodees de la gente justa que precises para ese momento. Si hay mucha gente por casa puedes agobiarte más de lo que ya probablemente estés.
Ten listo, desde un par de días antes por ejemplo, todo lo que necesites para ese día: la ropa interior, complementos, y aprovisiónate de cosas prácticas como desodorante, toallitas, algodones, horquillas extra, por si acaso surge alguna urgencia tengas todo ahí a mano.
Sabemos que será complicado pero… llora antes de maquillarte. Si tienes alguna carta de tu chico, de alguna amiga o de algún familiar, es mejor que la leas antes de maquillarte ya que con toda probabilidad puedas emocionarte. Mientras te estén maquillando, siéntate donde te encuentres cómoda. Come algo para no sentirte débil. Quizá no te pase la comida pero puede bajarte la tensión o marearte; puedes comer cosas ligeras que no manchen.
Sabemos que estarás nerviosa y será inevitable, pero intenta (hazlo, inténtalo de verdad) relajarte y disfrutar de los preparativos en la misma medida que después disfrutarás de ese día especial. Algunas claves a modo de resumen: empatía con nuestra pareja, no pagues con ella tus frustraciones ni tus nervios, conviértala en tu aliado, y vívelo conjuntamente. Delega. Respira antes de la boda. Desconecta unos días. Escucha a los demás pero no dejes que te manejen ni te influyan si tú tienes claro cómo quieres que sea tu boda. Déjate ayudar. Y, lo más importante de todo, mantén una actitud positiva: todo va a ir genial.