Eres la novia pero no por eso debes capitanear (en exceso) toda la organización de la boda. Es difícil desconectar y dejar a los demás que se encarguen de cosas de TU boda, pero te aseguro que una manera de evitar estrés o el temido síndrome bridezilla es aprendiendo a delegar. Seguro que a tu alrededor tienes gente de confianza a la que puedes encargar algunas tareas que harán que tú te puedas centrar en otras quizá más importante.
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Vamos a por unos tips para delegar:
Haz una lista de las cosas que hay que hacer. De ahí, marca de las que quieras sí o sí encargarte tú y aquellas que supongan menos implicación y que puedes delegar en una amiga, en tu madre, tu hermana, tu primo, tu vecina, en quien más confíes.
Elige bien a la persona en quien vas a delegar esa tarea. Piensa que también tienen su trabajo y sus quehaceres, y que el grado de implicación puede ser menor o menor dependiendo de muchos factores.
Confía pero sé firme. Es tu boda, estás pidiendo ayuda, pero las cosas han de ser como tú quieras que sean. No seas demasiado exigente pero tampoco muy blanda, según en quien delegues sabrás desde el principio cómo actuar.
No pierdas totalmente el control de aquello que has delegado. Diles que te mantengan informada y te consulten dudas (viva el whatsapp!). Pero siempre durante los preparativos, el día de la boda, olvídate del móvil, y ten confianza en que todo va a salir genial…
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Y es que tienes que delegar, también, durante el día de la boda: alguien que lleve los anillos, que esté pendiente de que todo esté bien en el restaurante, que los niños en la boda estén bien cuidados y se diviertan, en fin, ten seguridad en que las personas que dejes al cargo lo van a hacer genial.